EN LA
GUERRA
Quien haya estado en una guerra lo sabrá por
vivencia directa. Los que, a Dios gracias, no la hemos vivido la podemos
conocer a través de la sabiduría de Tolstoi.
Sabremos que en las guerras siempre se miente, no
hay gloria, todo es sucio y todo mentira; nadie se atreve a decir la
verdad, porque todas las mentiras conducen a la grandeza y honra del ejército,
de la patria y de los de los valores que se presume y las más de las
veces faltan
No hay buenos, no hay malos. Hay víctimas, miles o
millones de víctimas de ambos bandos. Se dispara y se mata porque sí, por
razones que nadie conoce y porque alguien lo ordena. El hombre al que van a
fusilar no entiende el porqué le quitan la vida y el soldado, que a la orden de
fuego se la quitará, tampoco entiende el porqué tiene que matarlo.
Y los grandes hombres de la guerra, como Napoleón,
no son tan grandes vistos de cerca.
Encuentro entre Napoleón y un alférez ruso herido :
"-Y usted, joven, ¿está mejor?
Andrés había podido, cinco minutos antes, dirigir la palabra al soldado que le transportaba, pero en aquel momento, con los ojos fijos en Napoleón, guardó silencio. ¡Parecíanle tan pequeños todos los intereses que ocupaban la atención de Napoleón!
Encuentro entre Napoleón y un alférez ruso herido :
"-Y usted, joven, ¿está mejor?
Andrés había podido, cinco minutos antes, dirigir la palabra al soldado que le transportaba, pero en aquel momento, con los ojos fijos en Napoleón, guardó silencio. ¡Parecíanle tan pequeños todos los intereses que ocupaban la atención de Napoleón!
Su héroe parecíale tan mezquino con aquella
su minúscula ambición y la expresión de alegría que reflejaba su rostro,
producida por la victoria, en comparación con el alto cielo justo y bueno que
veía... Comprendió que no tenía ánimo para responderle. ¡Parecía todo tan
inútil y tan mezquino”
Napoleon, tan admirado él y tan grande, no es más
que un pobre hombre dominado por su vanidad y soberbia
¿Y los héroes nacionales? El General ruso Kutuzov
llevó al ejército ruso, pasito a paso, derrota tras derrota a la victoria
final, porque sí, porque era invierno y aquello era Rusia, no porque fuera su
estrategia, que él no tenía ninguna.
Un general, gran galanteador de damas, a quien la emperatriz Catalina II lllamaba "mi Kutozov"
Hoy en día, como en toda la época soviética, se mantiene en Rusia la condecoración de "la orden Kutuzov"
Un general, gran galanteador de damas, a quien la emperatriz Catalina II lllamaba "mi Kutozov"
Hoy en día, como en toda la época soviética, se mantiene en Rusia la condecoración de "la orden Kutuzov"
Y EN LA
PAZ
Como en la guerra, la gente vive, sobrevive, ama, se
enamora, sufre, goza, disfruta, se ilusiona, nace y muere.
Y Tolstoi hace un relato físico y espiritual de sus
personajes tan minucioso y tan estudiado, tan comprensivo, que ni siquiera
ellos mismos se podrían conocer tan bien como el escritor los conoce, porque
Tolstoi conoce profundamente al ser humano.
Hace fácil la comprensión de las variaciones
sentimentales del alma femenina y de las inconsecuentes actitudes del hombre.
Critica con humanidad y comprensión la vacuidad, y cobardía de los seres
egoístas.
Hace un relato extenso del estremecimiento ante la
muerte desde las dos orillas; asistimos en primera persona al sentimiento del
moribundo Andrés Bolkonsky y de igual manera entramos en el alma de sus dos
acompañantes, su hermana María y el amor de su vida, Natasha.
Profundiza en la búsqueda de la verdad filosófica,
espiritual y religiosa de la humanidad.
Guerra y Paz es una obra que hay que leer. Y a ser
posible en la primera juventud. Ayuda a verse uno mismo y a los demás, con más
claridad, con más verdad.
José F. Álvarez. Agosto de 2017
TOMO
ALGUNA NOTA
GUERRA
1.- Comenzó entonces a ocultarse el sol detrás de
las nubes. Ante Rostov aparecieron las camillas, y el miedo de la muerte y de
las camillas, y el amor al sol y a la vida, se mezclaban en su cerebro en una
impresión enfermiza y trastornadora.
2.- Rostov, después de las campañas de Austerlitz y
de 1807, sabía por propia experiencia que cuando se cuentan aventuras siempre
se miente, como mentía él cuando las contaba; por otra parte, tenía bastante
experiencia para saber que en la guerra no pasa nunca nada del modo que
nos lo imaginamos y del modo que se cuenta.
3.- .... Pero no expresaba sus pensamientos; su
experiencia se lo vedaba, pues sabía que aquel relato contribuía a la
gloria del ejército y, por esta razón, no podía dudarse de él.
4.- Rostov pensaba continuamente en su acto de
guerra, que, con gran extrañeza por su parte, le valía la cruz de San Jorge y
la reputación de valiente y en el que había algo que no podía comprender en modo
alguno. «Así, pues, ¿son todavía más cobardes que nosotros? ¿Hice aquello por
la patria? ¿Y qué culpa tiene el oficial de los ojos azules y cara de niño?
¡Qué miedo tenía! ¡Creyó que le iba a matar! ¿Y por qué había de hacerlo? Mi
mano temblaba, y me dan la cruz de San Jorge. No acabo de comprenderlo.»
5.- - Si en la guerra no hubiera magnanimidad, sólo
marcharíamos cuando fuera necesario, como hoy, ir a la muerte. No
habría guerra únicamente porque Pablo Ivanich hubiera ofendido a Pedro Ivanich.
De este modo, todos los westfalianos y hessianos que Napoleón lleva consigo no
le seguirían a Rusia y nosotros no hubiéramos ido a batirnos a Austria y a
Prusia sin saber por qué. La guerra no es una cosa graciosa, sino muy
fea y desagradable, por lo que es preciso comprenderla y no convertirla en
juego, aceptando seria y serenamente esta terrible necesidad. La cuestión
reside en esto: apartad la mentira, y la guerra será la guerra y no un juego;
de otro modo, la guerra se convierte en la diversión predilecta de la gente
ociosa y ligera...
6.- ¿Cómo no voy a aburrirme, padrecito? Moscú es
madre de todas las ciudades y me duele su caída. Pero también el gusano se come
la col y luego muere. Así lo dicen los viejos.
LA GLORIA
7.- Napoleón debió recordar haberle visto en el
campo de batalla, pues le dirigió la palabra.
8.- -Y usted, joven, ¿está mejor?
El príncipe Andrés había podido, cinco minutos antes, dirigir la palabra al soldado que le transportaba, pero en aquel momento, con los ojos fijos en Napoleón, guardó silencio. ¡Parecíanle tan pequeños todos los intereses que ocupaban la atención de Napoleón!
Su héroe parecíale tan mezquino con aquella su minúscula ambición y la expresión de alegría que reflejaba su rostro, producida por la victoria, en comparación con el alto cielo justo y bueno que veía... Comprendió que no tenía ánimo para responderle. ¡Parecía todo tan inútil y tan mezquino al lado de aquellos serenos y majestuosos pensamientos que hacían brotar en él la debilidad de sus fuerzas, producida por la pérdida de sangre, los sufrimientos y la espera de una muerte próxima! Con los ojos fijos en los de Napoleón, el príncipe Andrés pensaba en el vacío de la grandeza, en el vacío mucho mayor de la muerte, del cual ningún ser viviente puede percibir ni explicarse el sentido.
El Emperador, sin aguardar la respuesta...
El príncipe Andrés había podido, cinco minutos antes, dirigir la palabra al soldado que le transportaba, pero en aquel momento, con los ojos fijos en Napoleón, guardó silencio. ¡Parecíanle tan pequeños todos los intereses que ocupaban la atención de Napoleón!
Su héroe parecíale tan mezquino con aquella su minúscula ambición y la expresión de alegría que reflejaba su rostro, producida por la victoria, en comparación con el alto cielo justo y bueno que veía... Comprendió que no tenía ánimo para responderle. ¡Parecía todo tan inútil y tan mezquino al lado de aquellos serenos y majestuosos pensamientos que hacían brotar en él la debilidad de sus fuerzas, producida por la pérdida de sangre, los sufrimientos y la espera de una muerte próxima! Con los ojos fijos en los de Napoleón, el príncipe Andrés pensaba en el vacío de la grandeza, en el vacío mucho mayor de la muerte, del cual ningún ser viviente puede percibir ni explicarse el sentido.
El Emperador, sin aguardar la respuesta...
FUSILAMIENTOS
9.- Los soldados les vendaron los ojos con los sacos
y los sujetaron al poste...
10.- De improviso sonó un chasquido, luego un ruido
semejante al más horrísono de los truenos...
10.- ...sus ojos pedían auxilio en vano y no
parecían comprender ni creer en lo que iba a ocurrir.
11.- No podían creerlo porque sólo ellos sabían el
significado de su propia vida. De aquí que no concibieran que se la pudiesen
arrebatar...
En las caras de los rusos, en las de los soldados franceses, en las de los oficiales, en todos los rostros sin excepción, se leía el mismo horror, el mismo miedo, la misma lucha que se entablaba en su alma. «¿Para qué hacer esto?»
«Todos sufren como yo. ¿Quién habrá mandado esto, quién, quién habrá sido?», se decía Pedro.
-Esto les enseñará a no ser incendiarios... - comentó un francés.
Pedro se volvió al que hablaba; observó que era un soldado que quería olvidar lo que acababa de hacer, sin conseguirlo. Hizo un ademán y se fue.
En las caras de los rusos, en las de los soldados franceses, en las de los oficiales, en todos los rostros sin excepción, se leía el mismo horror, el mismo miedo, la misma lucha que se entablaba en su alma. «¿Para qué hacer esto?»
«Todos sufren como yo. ¿Quién habrá mandado esto, quién, quién habrá sido?», se decía Pedro.
-Esto les enseñará a no ser incendiarios... - comentó un francés.
Pedro se volvió al que hablaba; observó que era un soldado que quería olvidar lo que acababa de hacer, sin conseguirlo. Hizo un ademán y se fue.
LA MUERTE
12.- ¿Se me habrá revelado la verdad de la
existencia para que viva en la mentira?
13.-- ¡No..., no ha muerto..., no es posible! -.....
Espontáneamente, toda la ternura que en su interior
sentía por él desapareció, dando lugar a un sentimiento de horror por el que
allí yacía. «¡Ya no está! ¡Ya no está! ¡Ya no está! ¡Y aquí, en el sitio donde
se hallaba, queda algo extraño, hostil, un misterio terrible, espantoso y
repugnante!» Y, escondiendo la cara entre las manos, la princesa María cayó en
los brazos del doctor, que la sostuvo.
NIHILISMO
14.- Durante aquel viaje repasó mentalmente su vida
y llegó a la conclusión, consoladora y resignada; de que no vale la pena de
emprender nada, de que lo mejor es llegar al final de la existencia sin hacer
daño a nadie, sin atormentarse, libre de deseos...
LO JUSTO
Y LO INJUSTO. LO BUENO Y LO MALO
15.- Los hombres no pueden saber lo que es justo ni
lo que es injusto. Los hombres están perdidos y lo estarán siempre; sobre todo
en aquello que consideran como lo justo y lo injusto.
16.- - Lo injusto es lo que es malo para
otro hombre - dijo Pedro, viendo, gozoso, por primera vez desde que
había llegado, que el príncipe Andrés se animaba y empezaba a hablar y quería
expresar todo lo que le había hecho cambiar de tal modo.
- Y ¿qué es lo que te enseña lo que es malo para un hombre? - preguntó.
- ¿Lo malo? ¿Lo malo? Todos sabemos lo que entendemos por malo - dijo Pedro.
- Sí, todos lo conocemos; pero el mal que conozco por mí mismo, no puedo hacerlo a ningún otro hombre - dijo el príncipe Andrés, animándose lenta y visiblemente y deseoso de explicar a Pedro sus ideas nuevas sobre las cosas.
- En la vida no conozco sino dos males bien reales: el remordimiento y la enfermedad. No hay otro bien que la ausencia de estos males. Vivir para uno mismo evitando estos dos males, he aquí toda mi sabiduría en el presente,
- ¿Y el amor al prójimo, y el sacrificio? - empezó a decir Pedro -. No puedo admitir tu opinión. Vivir sólo para no hacer el mal, para no arrepentirse, es poca cosa. Yo he vivido así, he vivido sólo para mí, y he destruido mi vida. Ahora, cuando vivo, o cuando menos - corrigió Pedro con modestia - cuando procuro vivir para los demás, es cuando comprendo toda la felicidad de la vida. No, no puedo estar de acuerdo contigo y ni tú mismo piensas lo que dices.
El príncipe Andrés miró a Pedro en silencio y sonrió irónicamente.
- Y ¿qué es lo que te enseña lo que es malo para un hombre? - preguntó.
- ¿Lo malo? ¿Lo malo? Todos sabemos lo que entendemos por malo - dijo Pedro.
- Sí, todos lo conocemos; pero el mal que conozco por mí mismo, no puedo hacerlo a ningún otro hombre - dijo el príncipe Andrés, animándose lenta y visiblemente y deseoso de explicar a Pedro sus ideas nuevas sobre las cosas.
- En la vida no conozco sino dos males bien reales: el remordimiento y la enfermedad. No hay otro bien que la ausencia de estos males. Vivir para uno mismo evitando estos dos males, he aquí toda mi sabiduría en el presente,
- ¿Y el amor al prójimo, y el sacrificio? - empezó a decir Pedro -. No puedo admitir tu opinión. Vivir sólo para no hacer el mal, para no arrepentirse, es poca cosa. Yo he vivido así, he vivido sólo para mí, y he destruido mi vida. Ahora, cuando vivo, o cuando menos - corrigió Pedro con modestia - cuando procuro vivir para los demás, es cuando comprendo toda la felicidad de la vida. No, no puedo estar de acuerdo contigo y ni tú mismo piensas lo que dices.
El príncipe Andrés miró a Pedro en silencio y sonrió irónicamente.
AMOR
17.- - Si alguien me hubiese dicho que yo podía
enamorarme de esta manera, no lo hubiera creído. Esto no se parece en nada a lo
que sentía antes. Para mí, el mundo está dividido en dos partes: ella,
y con ella la felicidad, la esperanza; la otra parte, todo aquello donde
ella no está: la tristeza, la oscuridad, el final - dijo el príncipe
Andrés.
...A PRIMERA VISTA (Natasha) Y VANIDAD
18.- Ella le miró de frente, a los ojos, y su
proximidad, su aplomo, su ternura jovial, la vencieron. Ella también sonrió,
mirándole francamente a los ojos. Y otra vez, con horror, sintió que entre él y
ella no había ningún obstáculo. Algo la emocionaba y atormentaba, y aquel algo
era Kuraguin, al que involuntariamente seguía con la mirada.
Así que Natacha lo vio, lo mismo que en el teatro, se apoderó de ella el placer vanidoso de agradarle y el miedo que le daba el no encontrar obstáculos entre ella y él.
Así que Natacha lo vio, lo mismo que en el teatro, se apoderó de ella el placer vanidoso de agradarle y el miedo que le daba el no encontrar obstáculos entre ella y él.
...Y EL
DEL MUJERIEGO (Anatolio Kuraguín)
19.- No era jugador, es decir, no deseaba ganar; no
era vanidoso, no se preocupaba de lo que decían de él y no tenía la menor
ambición; muchas veces había disgustado a su padre al perjudicarle en su
carrera riéndose de todos. No era avaro ni negaba un favor a nadie. Lo único
que le gustaba eran las mujeres, y como, según su manera de pensar, aquel
gusto no desdecía de su nobleza, como era incapaz de reflexionar sobre las
consecuencias que la satisfacción de sus gustos pudieran tener sobre los demás,
se consideraba un ser irreprochable, detestaba francamente a los falsos y a los
malvados y llevaba la cabeza muy alta y la conciencia tranquila.
Los
hombres calaveras tienen un sentimiento secreto de la inocencia, basado, como
en la Magdalena, en el espíritu de perdón. «Todo le será perdonado
porque ha amado mucho», y a ellos les será perdonado todo porque se han
divertido mucho.
20.- Pensaba con frecuencia en María, pero no como
pensaba en todas las jóvenes,...
21.- Como todos los jóvenes decentes, había
querido ver en cada una de ellas a una esposa, y en su imaginación las
había dotado de las cualidades que son indispensables para la vida conyugal.
Las veía vestidas con una bata blanca, delante del samovar, en coche, con los
niños, con papá y mamá; se representaba sus relaciones con ellas..., y éstas
perspectivas le eran agradables.
ODIO A LA
BONDAD
22.- Lo que más disgustaba a la buena Condesa era,
precisamente, que Sonia, aquella sobrina pobre de ojos negros, fuera tan dulce,
tan buena, tan fiel, tan agradecida a sus bienhechores, tan constante en el
amor a Nicolás, que fuese imposible reprocharle nada.
ALZHEIMER (León Tolstoi escribió la novela en 1865 y no sería
hasta 1901 cuando se descubriera la enfermedad de Alzheimer,y ya la describe a
la perfección, aunque se conociera la
demencia senil desde tiempos anteriores)
23.- El Príncipe había envejecido mucho aquel año.
Los indicios irrecusables de la vejez eran bien manifiestos en él: somnolencias
intempestivas, olvido de acontecimientos inmediatos y memoria de
acontecimientos antiguos.
FELICIDAD
24.- «He de aprovechar la libertad que tengo
mientras sienta dentro de mí tanta fuerza y juventud. Pedro tenía razón cuando
decía que hay que creer en la posibilidad de la felicidad para ser
feliz. Y ahora creo. Dejemos que los muertos entierren a sus muertos;
mientras se vive, hay que vivir y ser feliz»
25.- Una luz repentina iluminó el rostro de María al
oír el sonido de su voz, y su dolor se dulcificó
26.- La belleza moral, poco común, que esta vez
observó en ella, le impresionó profundamente.
27.- - Cuando el soldado disfruta de permiso debe
llevar la camisa fuera del pantalón – decía.
(Ahora entiendo por qué veo tantos hombres con la camisa fuera: son todos soldados del ejército ruso, de permiso. Y yo que pensaba que era una moda tonta y algo feministoide!)
(Ahora entiendo por qué veo tantos hombres con la camisa fuera: son todos soldados del ejército ruso, de permiso. Y yo que pensaba que era una moda tonta y algo feministoide!)
COMUNICACIÓN
28.- Qué...? - comenzó a decir; pero enmudeció de
pronto; las palabras no dicen ni expresan nada. El rostro y los ojos de Natacha
se lo dirían todo con más claridad, más sinceramente. Natacha la miró; pero
temía revelar todo lo que sabía.
ELOGIO
29.- En las mejores relaciones, las más amistosas,
las más sencillas, la adulación o el elogio son tan necesarios como la grasa lo
es a los ejes de las ruedas para que funcionen.
VICIOS Y
VIRTUDES
30.- ...los vicios humanos no tienen sino dos
puentes: la ociosidad y la superstición, y solamente dos virtudes: la
actividad y la inteligencia.
...teniendo en cuenta que la condición principal de la actividad es el orden, éste era llevado en su vida hasta las últimas consecuencias.
...teniendo en cuenta que la condición principal de la actividad es el orden, éste era llevado en su vida hasta las últimas consecuencias.
TRABAJO
31.- -Amigo mío, solamente los tontos o los
depravados se encuentran mal. Tú ya me conoces. De la mañana a la noche
trabajo con moderación y por esto me encuentro bien.
MATRIMONIO
32 -No te cases nunca, Pedro, nunca. Es el consejo
que te doy. No te cases nunca antes de haberte preguntado a ti mismo si has
hecho cuanto has podido antes de dejar de querer a la mujer elegida, antes de
verla tal como es.
33.- ¡Si
pudieses llegar a saber quiénes son todas las mujeres distinguidas y, en
general, las mujeres! Mi padre tenía razón. El egoísmo, la ambición, la
estupidez, la nulidad en todo. He aquí a las mujeres cuando se muestran tal
como son. Cuando se les ve en sociedad parece que tengan algo, pero no tienen
nada, nada. Sí, amigo mío, no te cases
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