viernes, 11 de noviembre de 2016

CRIMEN Y CASTIGO - 6ª Y ÚLTIMA PARTE

CRIMEN Y CASTIGO




Llega el suspense a su parte más elevada y con él, el desenlace emocionante, inteligente y lógico.
Si durante horas el lector vive angustiado ante el dolor de los inocentes, causado por la ignorancia, el vicio, el egoismo y la soberbia, llega la parte final; un final de esperanza, de conocimiento y de sacrificio para lograr una nueva vida más auténtica y por lo tanto más firme y reconfortante.
Alguien dijo que leyendo a Dostoyevsky ya no apetece leer a nadie más. Y Sigmund Freud, que Dostoyevsky era el único psicólogo del cual se podía aprender algo.
Se aprende mucho, se disfruta mucho también y apetece seguir con Dostoyevsky, pero hay tantos escritores tan buenos y tantas obras que leer, tantas cosas que aprender... y el tiempo es tan escaso!
CRIMEN Y CASTIGO. PDF
NOTAS
1.-…un pueblo que tiene una idea tan lamentable de la justicia… ¿De quién es la culpa? Ya veremos lo que hacen los nuevos tribunales. Quiera Dios que todo vaya bien... (Porfirio Petrovitch)
2.-¿Sabe usted, Rodion Romanovitch, lo que es la expiación para ciertas personas? Es una simple sed de sufrimiento, y si este sufrimiento lo imponen las autoridades, mejor que mejor. Conocí a un preso que era un ejemplo de mansedumbre. Estuvo un año en la cárcel y todas las noches leía la Biblia. Y un día, sin motivo alguno, arrancó un trozo de hierro de la estufa y lo arrojó sobre un guardián, aunque tomando precauciones para no hacerle ningún daño. ¿Sabe usted la suerte que se reserva a un preso que ataca con un arma cualquiera a un guardián de la cárcel? Aquel hombre obró tan sólo llevado de su sed de expiación. (Porfirio Petrovitch)
3.- Este crimen lleva el sello de nuestro tiempo, de una época en que el corazón del hombre está trastornado; en que se afirma, citando autores, que la sangre purifica; en que sólo importa la obtención del bienestar material. Es el sueño de una mente ebria de quimeras y envenenada por una serie de teorías. (Porfirio Petrovitch)
4.- Pero hay otro detalle importante, y es que el asesino, a pesar de su crimen, se considera como una persona decente y desprecia a todo el mundo. Se cree algo así como un ángel infortunado. (Porfirio Petrovitch)
5.--¿Que quién es el asesino? -exclamó como no pudiendo dar crédito a sus oídos-. ¡Usted, Rodion Romanovitch! -Y añadió en voz baja y en un tono de profunda convicción-:Usted es el asesino. . (Porfirio Petrovitch)
6.- Yo no he venido aquí a cazarle como una liebre. Que confiese usted o no en este momento,me importa muy poco. En ambos casos, mi convicción seguiría siendo la misma.
7.-…si usted me cree culpable, ¿por qué no me detiene?
8.-…le considero como uno de esos hombres que se dejarían arrancar las entrañas sonriendo a sus verdugos si lograsen encontrar una fe, un Dios. Pues bien, encuéntrelo y vivirá.
9.-Sé que es usted escéptico, pero abandónese sin razonar a la corriente de la vida y no se inquiete por nada: esa corriente le llevará a alguna orilla y usted podrá volver a ponerse en pie.
10.-mis palabras le parecerán un largo y enojoso sermón, pero tal vez las recuerde usted algún día
11.-Tenga usted coraje, no retroceda por pusilanimidad ante la gran misión que aún tiene que cumplir. Si es cobarde, luego se avergonzará usted. Ha cometido una mala acción: sea fuerte y haga lo que exige la justicia. Sé que usted no me cree, pero le aseguro que volverá a conocer el placer de vivir. En este momento sólo necesita aire, aire, aire...
12.- ¿Por qué, entonces, temer al cambio que se va a operar en su existencia? No es el bienestar lo que un corazón como el suyo puede echar de menos.
13.- Conviértase en un sol y todo el mundo lo verá. Al sol le basta existir, ser lo que es.
145.-Hará usted bien en no creerme nunca por completo. Tengo la costumbre de no ser jamás completamente sincero. Sin embargo, no olvide esto: el tiempo le dirá si soy un hombre vil o un hombre leal.
15.- El libertinaje tiene, cuando menos, un carácter de continuidad fundado en la naturaleza y no depende de un capricho: es algo que arde en la sangre como un carbón siempre incandescente y que sólo se apaga con la edad, y aun así difícilmente, a fuerza de agua fría…Admito que eso es una enfermedad como todas las inclinaciones exageradas, y en este caso uno rebasa siempre los límites de lo normal; pero tenga en cuenta que esto es cosa que cambia según los individuos. Desde luego, hay que reprimirse, aunque sólo sea por conveniencia.  (Svidrigailof)
16.-…la inteligencia y los celos no son incompatibles
17.- Nada hay en el mundo más difícil de mantener que la franqueza ni nada más cómodo que la adulación. Si en la franqueza se desliza la menor nota falsa, se produce inmediatamente una disonancia y, con ella, el escándalo. En cambio, la adulación, a pesar de su falsedad, resulta siempre agradable y es recibida con placer, un placer vulgar si usted quiere, pero que no deja de ser real.
18.- Es verdaderamente extraño y curioso que yo no haya odiado jamás seriamente a nadie, que no haya tenido el deseo de vengarme de nadie. Esto es mala señal... (Svidrigailof)
19.- Rodia se felicitaba de que nadie, ni siquiera su hermana, estuviera presente en aquella entrevista. De súbito, tras aquel horrible período de su vida, su corazón se había ablandado. Raskolnikof cayó a los pies de su madre y empezó a besarlos. Después los dos se abrazaron y lloraron. La madre ya no daba muestras de sorpresa ni hacia pregunta alguna. Hacía tiempo que sospechaba que su hijo atravesaba una crisis terrible y comprendía que había llegado el momento decisivo.
20.- Para huir de este deshonor estaba dispuesto a arrojarme al río, pero en el momento en que iba a hacerlo me dije que siempre me había considerado como un hombre fuerte y que un hombre fuerte no debe temer a la vergüenza. ¿Es esto un acto de valor, Dunia?
21. Cuando fracasan, incluso los mejores proyectos parecen estúpidos.
22.- ¡Y he osado enorgullecerme, creerme llamado a un alto destino! ¡Qué miserable y qué cobarde soy!
23 -Fui yo... -empezó a decir Raskolnikof.
-Beba.
El joven rechazó el vaso y, en voz baja y entrecortada, pero con toda claridad, hizo la siguiente declaración:
-Fui yo quien asesinó a hachazos, para robarles, a la vieja prestamista y a su hermana Lisbeth.
Ilia Petrovitch abrió la boca. Acudió gente de todas partes. Raskolnikof repitió su confesión.
24.-El culpable repitió su confesión con tanta energía como claridad, sin embrollar las circunstancias, sin suavizar el horror de su perverso acto, sin alterar la verdad de los hechos, sin olvidar el menor incidente.
25.- …el tribunal, teniendo en consideración la declaración espontánea del culpable y sus buenos antecedentes, sólo lo condenó a ocho años de trabajos forzados (segunda categoría).
26.- Si al menos el destino le hubiera procurado el arrepentimiento, el arrepentimiento punzante que destroza el corazón y quita el sueño, el arrepentimiento que llena el alma de terror… Pero él no estaba en modo alguno arrepentido de su crimen. 
27.-Adoraban incluso su manera de andar. Cuando se marchaba, se volvían para seguirla con la vista y se deshacían en alabanzas. Alababan hasta la pequeñez de su figura. Ya no sabían qué elogios dirigirle. Incluso la consultaban cuando estaban enfermos. (Los reclusos a Sonia)
28.-Sonia se dio cuenta de que Rodia la amaba: sí, no cabía duda. La amaba con amor infinito. El instante tan largamente esperado había llegado.
29.- Querían hablar, pero no pudieron pronunciar una sola palabra. Las lágrimas brillaban en sus ojos. Los dos estaban delgados y pálidos, pero en aquellos rostros ajados brillaba el alba de una nueva vida, la aurora de una resurrección. El amor los resucitaba. El corazón de cada uno de ellos era un manantial de vida inagotable para el otro. Decidieron esperar con paciencia. Tenían que pasar siete años en Siberia. ¡Qué crueles sufrimientos, y también qué profunda felicidad, llenaría aquellos siete años! Raskolnikof estaba regenerado. Lo sabía, lo sentía en todo su ser. En cuanto a Sonia, sólo vivía para él.
30.-Al atardecer, cuando los presos fueron encerrados en los dormitorios, Rodia, echado en su lecho de campaña, pensó en Sonia. Incluso le había parecido que aquel día, todos aquellos compañeros que antes habían sido enemigos de él le miraban de otro modo. Él les había dirigido la palabra, y todos le habían contestado amistosamente.
31.-Raskolnikof ignoraba que no podría obtener esta nueva vida sin dar nada por su parte, sino que tendría que adquirirla al precio de largos y heroicos esfuerzos...


IR A CONCLUSIÓN. EL VIRUS DEL DICTADOR

                                                                          
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