RELACIÓN DE SU
PERSONA VALEROSA QUE SU AMO DA A LÁZARO DE TORMES
“Mayormente -dijo-
que no soy tan pobre que no tengo en mi tierra un solar de casas, que a estar
ellas en pie y bien labradas, diez y seis leguas de donde nací, en aquella
Costanilla de Valladolid, valdrían más de doscientas veces mil maravedís, según
se podrían hacer grandes y buenas; y tengo un palomar que, a no estar derribado
como está, daría cada año más de doscientos palominos; y otras cosas que me
callo, que dejé por lo que tocaba a mi honra.
Y vine a esta ciudad,
pensando que hallaría un buen asiento, mas no me ha sucedido como pensé.
Canónigos y señores de la iglesia, muchos hallo, mas es gente tan limitada que
no los sacarán de su paso todo el mundo. Caballeros de media talla, también me
ruegan; mas servir con estos es gran trabajo, porque de hombre os habéis de
convertir en malilla y si no, ¡anda con Dios! os
dicen. Y las más veces son los pagamentos a largos plazos, y las más y las más
ciertas, comido por servido. Ya cuando quieren reformar conciencia y
satisfaceros vuestros sudores, sois librados en la recámara, en un sudado jubón
o raída capa o sayo.
Ya cuando asienta un
hombre con un señor de título, todavía pasa su lacería. ¿Pues por ventura no
hay en mi habilidad para servir y contestar a éstos? Por Dios, si con él
topase, muy gran su privado pienso que fuese y que mil servicios le hiciese,
porque yo sabría mentille tan bien como otro, y agradalle a las mil maravillas:
reille ya mucho sus donaires y costumbres, aunque no fuesen las mejores del mundo;
nunca decirle cosa con que le pesase, aunque mucho le cumpliese; ser muy
diligente en su persona en dicho y hecho; no me matar por no hacer bien las
cosas que el no había de ver, y ponerme a reñir, donde lo oyese, con la gente
de servicio, porque pareciese tener gran cuidado de lo que a él tocaba; si
riñese con algún su criado, dar unos puntillos agudos para la encender la ira y
que pareciesen en favor del culpado; decirle bien de lo que bien le estuviese
y, por el contrario, ser malicioso, mofador, malsinar a
los de casa y a los de fuera; pesquisar y procurar de saber vidas ajenas para
contárselas; y otras muchas galas de esta calidad que hoy día se usan en
palacio.
Y a los señores dél
parecen bien, y no quieren ver en sus casas hombres virtuosos, antes los
aborrecen y tienen en poco y llaman necios y que no son personas de negocios ni
con quien el señor se puede descuidar. Y conestos los astutos usan, como
digo, el día de hoy, de lo que yo usaría. Mas no quiere mi ventura que le
halle.”
Desta manera
lamentaba también su adversa fortuna mi amo, dándome relación de su persona
valerosa.
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