«Helen, tu belleza es para mí como esas remotas barcas niceas que, dulcemente, sobre un mar perfumado, traían al cansado viajero errabundo de retorno a sus playas nativas»
Ella, agradecida,
lo introduce en el mundo de la pasión adulta. Su amor clandestino duró toda la
vida de Helen, casi un año, quien murió en 1824 con treinta y un años dejando al muchacho
lleno de dolor y desconsuelo. Él nunca la olvidaría.
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