viernes, 30 de noviembre de 2018



EL PODER Y LA GLORIA
El teniente y el cura. Dos protagonistas sin nombre de una historia de la revolución mexicana de 1910.
Dos formas incompletas de contemplar la sociedad. Una por materialista excluyente, la del teniente y la otra, la del cura, por ignorar las necesidades materiales de sus feligreses.
Y una realidad constante, que la humanidad, incluso a fecha de hoy, se niega a tener en cuenta, que las revoluciones matan a las personas pero que las ideas siguen vivas y aun acrecentadas sobre la mitología de los héroes y mártires de los diversos bandos, contaminando incluso la realidad de los hechos históricos y la pureza de las ideas.
El ser humano es materia y es espíritu y  hay que cuidar a ambos con esfuerzo, pulcritud y honestidad: “orandum est ut sit mens sana in corpore sano.” “Se debe orar que se nos conceda una mente sana en un cuerpo sano”, decía Juvenal. Cuerpo y alma. Cuando una filosofía o una teología disgregan esta dualidad es cuando surgirá de nuevo una Inquisición religiosa o una Revolución social y ambas, una y otra solamente traen al hombre sufrimiento, enfermedad, dolor y muerte. Siempre hay, y siempre habrá, hombres buenos y hombres malos en los dos bandos y da lo mismo quien venza en la guerra, al final todo se corrompe y lo único que cambia es el nombre y el método de los tiranos que explotan a la sociedad.
¡Poder y Gloria! El poder del hombre para imponer la justicia y la equidad sobre sí mismo en los asuntos materiales y la gloria inmensa de Dios, o de la Naturaleza si así quieres llamarle, para disfrutar de su grandeza en sus infinitas demostraciones, desde una flor minúscula que llama tu atención cuando miras donde pisas, hasta la majestuosidad de un amanecer, una puesta de sol o la furia de una tormenta.
La Gloria está en este mundo, cierto, así lo dicen los revolucionarios que alzan su voz pregonando su ateísmo y que en el fondo de su corazón se entusiasman con la espiritualidad de la belleza. La misma gloria que disfrutan los creyentes dándole gracias a Dios por tanta hermosura.
¿Dónde está la diferencia?
“-Esto es útil también. Comprender a un enemigo, quiero decir.”  Dijo el teniente.

NOTAS
1.-El orgullo oscilaba en su voz como una planta de raíces superficiales
2.-...su limpieza daba una impresión de ambición excesiva en la ciudad andrajosa
3.-Total: un hombre feliz. Un odio instintivo, como el del perro al gato, se agitó en las entrañas del teniente.
4.-Sus ideas le prestaban cierta dignidad mientras permanecía de pie en el cuartito enjalbegado, con sus botas lustrosas y su rencor
5.-El calor se aposentaba en el cuarto como un enemigo
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6.-Ella dijo:
–Preferiría morirme.
–¡Oh, desde luego! –asintió él–. Ni que decir tiene. Pero hemos de continuar viviendo.
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7.-La vida no la había atacado aún: su aire inexpugnable era falso
8.-...dábase cuenta que su cariño excesivo le robaba autoridad. Uno no puede regir lo que ama; uno lo observa cuando se arroja con temeridad hacia el puente roto, el carril levantado, el horror de los setenta años futuros
9.-...lo que está fuera de la vida, está fuera del recuerdo
10.-Ella avanzaba con lógica, cada paso a su tiempo, eliminando todas las objeciones.
11.-...el viejo producía un sorprendente efecto de permanencia. Viviendo en el límite de la existencia, nada podía cambiar gran cosa en él. Hacía tiempo que era viejo.
12.-...sentía la fuerte atracción de cumplir con su deber y empezó a trazar el signo de la cruz en el aire; entonces volvió el miedo, como un narcótico. El envilecimiento y la seguridad le aguardaban abajo, junto al muelle: necesitaba marcharse
13.-Comprendió que se hallaba en las garras del imperdonable pecado: la desesperación.
14.-Se sentía feliz. Es una de las revelaciones extrañas en tal clase de vida; un hombre, a pesar de padecerla, tiene momentos de alborozo: siempre halla comparaciones con tiempos peores. Hasta en el peligro y en la miseria el péndulo oscila.
15.-El haber cesado en la desesperación no significaba, por supuesto, que no estuviese condenado; suponía simplemente que después de cierto tiempo el misterio se había hecho demasiado grande
16.-Tenía la mente llena de una mitología simplificada: Miguel, revestido de coraza, mataba el dragón, y los ángeles caían por el espacio cual cometas de flameante cabellera porque tuvieron celos, según ha dicho uno de los Padres, de lo que Dios destinaba a los hombres: el privilegio enorme de la vida, de esta vida
17– ¿Dónde dormirás tú?
El hombre temía que ella hiciera valer sus derechos. La observaba con disimulo. ¿El matrimonio no era más que aquello: la duda, el recelo y el desasosiego? Cuando la gente se confesaban con él y hablaban de pasión, ¿era todo esto lo que querían decir: el lecho duro, la mujer atareada y el no hablar del pasado...?
18.-Tendría una idea sin duda. Las mujeres son asombrosamente prácticas construyendo en el acto planes nuevos sobre las ruinas de los viejos.
19.-Sentada sobre ese tronco de árbol junto al vertedero, mostraba un aire de abandono. El mundo ya se alojaba en su corazón como el germen de la podredumbre en una fruta. Se hallaba sin protección; carecía de gracia, de encanto, que abogaran por ella
20.-–Un pobre no puede escoger. Padre. Ahora, si yo fuese rico, un poco rico nada más, sería bueno.
21.-...no pudo poner voluntad en la oración. Era la falacia del arrepentimiento en el lecho de muerte. La contrición es el fruto de un largo ejercicio, de una prolongada disciplina; el temor no es suficiente.
22.-Le preocupó siempre el destino de las mujeres devotas: tanto como el de los políticos. Se alimentan de ilusiones. Se aterrorizaba por ellos. Con frecuencia llegan a la muerte en un estado de complacencia invencible, hueros de caridad. Era un deber, si uno podía, despojarles de sus nociones sentimentales acerca del bien
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23.-–Pero la fealdad...
–No crea eso. Es peligroso. Porque de pronto descubrimos que hay en nuestros pecados mucha belleza... Se necesita aprender mucho para ver las cosas con ojos de santo. Un santo tiene un gesto sutil para la belleza...
Yo sé, por experiencia, cuánta belleza llevó Satán consigo al infierno en su caída. Nadie dijo jamás que los ángeles caídos fueran los feos. Oh, no; eran precisamente tan ágiles, hermosos y brillantes...
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24.- Cuando uno mira con detención a un hombre o a una mujer, siempre llega a sentir piedad...; ésa es una cualidad que la imagen de Dios trae consigo. Cuando miráis las arrugas junto a los ojos, la forma de la boca, el modo de crecer el pelo, es imposible odiar. El odio no es más que un fracaso de la imaginación.
25.- Aquél era otro misterio. A veces le parecía que los pecados veniales (impaciencia, una mentira sin importancia, orgullo, una oportunidad despreciada...) le separan a uno de la gracia más por completo que los peores pecados. Durante su inocencia no sintió amor por nadie; ahora, su corrupción le había enseñado...
26.- El instinto se parece al sentido del deber; se le puede confundir fácilmente con la lealtad
27.-...el primer deber del hombre es para consigo mismo
28.- Una voz procedente de los años pasados le decía con firmeza, al oído: no se aprecia lo que no se paga. Era del cura viejo a quien sustituyera en Concepción. Se lo había explicado: siempre le dirán a usted que son pobres, que se mueren de hambre, pero siempre tienen algún dinero escondido en cualquier parte, en un puchero
29.- El miedo y la muerte no son las cosas peores. A veces es un error continuar viviendo”.
30.- Dios puede perdonar la cobardía y la pasión, ¿pero era posible perdonar la devoción maquinal?
31.- la salvación puede caer como un rayo en el corazón malvado; pero el hábito de la devoción lo excluye todo menos el rezo de la tarde, las reuniones de la hermandad y el contacto de los labios humildes sobre la mano enguantada.
32.- También la infelicidad puede convertirse en hábito como la devoción

33.-–Esto es útil también. Comprender a un enemigo, quiero decir.




















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